cuando lleguemos a 10000, armamos una joda! (1000 los hacemos en 10 días)

miércoles, 15 de julio de 2015

Retiro Invernal Serrano 2015

Una vez más, siguiendo lo que ya parece ser una... tradición? nos juntamos el fin de semana pasado en Amaike.

En esta ocasión, veníamos decididos a ponerle el pecho: los pronósticos climáticos no eran muy alentadores.

Durante los días previos, abundaron las consultas a websites, sitios y apps. No importaba, fuera cual fuera el servicio consultado la predicción era igual de lapidaria: nos íbamos a cagar mojando (no lo decía en esos términos, estoy resumiendo).

A modo de prevención, al empezar la noche del viernes ya estábamos todos en la cueva. Nos resultaba imperioso componer el cuerpo y el alma y afortunadamente, disponíamos de una de las mejores opciones para lograrlo: las pizzas de Tony.

El guacho se lució. Es una pena que por este medio no se puedan transmitir los aromas, ya que ninguna descripción haría justicia. Es más, tampoco se puede transmitir las imágenes, porque estaban tan ricas que nos olvidamos de sacar fotos. Va imagen de archivo.


En la sobremesa, tuvimos la suerte de degustar un fino licor preparado por el Tano Bongue


El Tano preparó este licor macerando cáscaras de limón en vodka. Debido a que, por una parte, el vodka le aportaba originalidad y a que por otra, estaba indudablemente inspirado en el popular Lemoncello coincidimos en llamarlo...Muscatiello!

Adecuadamente sedados nos fuimos a apolillar.



A la mañana siguiente, nos levantamos decididos a capear el temporal. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos encontramos con un cielo diáfano, azul celeste y un aire límpido y fresco.
El sol, brillaba incuestionablemente y por más que nos esforzábamos, no podíamos encontrar al menos un jirón de nube que presagiara una precipitación, ni siquiera en grado de probabilidad.

Los pronósticos la erraron como bizco al mate.

Rápidamente, reconfiguramos nuestras expectativas y pasamos a la acción, realizando una excursión a la laguna. Al regreso, Tony preparó su famoso Marisco al Disco, plato tan pleno de sabor como de rima obvia. Muy pronto, notas de calamares, langostinos, berberechos y mejillones, conformaron melodiosos acordes con los granos de arroz, todo ligado con el sustento armónico de un caldo de pescado azafranado y la base rítmica del borboteo del disco al fuego. Una verdadera sinfonía de sabores.

Le puse garra con lo de la musiquita, eh?


A la tarde se suscitó un hecho curioso: dado que habíamos previsto un tiempo de perros, el Negro, previsor como siempre, aportó una alternativa al clásico partido de truco tal que fuera capaz de proporcionarnos una diversión amena por largo rato: El Nuevo Mundo.


Este juego de estrategia iba a absorbernos de tal modo en un vórtice de entretenimiento, que ni la tormenta más desatada iba a poder amilanarnos.
Con esa perspectiva el Negro se abocó de lleno al estudio del reglamento.


A poco de analizar el mismo (2 hs. aprox.) Osvaldo nos advirtió que el juego era complejo, por lo que inició una minuciosa capacitación dirigida a Tony y el Tano de modo de iniciarlos en los arcanos de este nuevo desafío.

Por lo que pude escuchar, el punto de partida era la configuración de un tablero.

Dicho tablero se sortea en cada partida y es una combinación de azar (determinado por dados) y el número de participantes.

El desplazamiento entre las islas del tablero se realiza mediante unos simpáticos barquillos de plástico marrón y los conflictos se resuelven mediante la utilización de un críptex.


Con todo ello, intentamos una partida. El uso simultáneo de dados, fichas, tablero, barquitos y críptex, creaba una especie de amalgama entre un Juego de la Oca, el Código da Vinci, un Ludomatic y muñequitos de Playmobil. Imperdible.

Por las dudas, a medida que avanzó el día y aprovechando que seguía sin llover, fuimos por más y Jorgito clavó el asador para preparar su costillar a la estaca. Otro que se lució.


A la mañana siguiente sí llovía. Sutilmente, de modo de no herir susceptibilidades, encaramos un entretenimiento más conocido.


De todos modos, el Negro algo debe haber sospechado porque no quiso saber nada a la hora de tirar los reyes.

Así fue pasando la mañana bajo la lluvia, generando un ambiente íntimo, propicio para la franqueza y la exposición de sentimientos profundos. Precisamente en esos instantes, Jorgito se sintió en confianza para compartir que él había pensado que si alguna vez estuviera en una situación extrema de supervivencia (isla desierta o similar) y tuviera que elegir un compañero que maximizara sus probabilidades de salir adelante, indudablemente elegiría a Tony, por su aplomo, inteligencia, determinación y, por qué no, su sentido del humor.

Andaaaaa!!!! Qué te va a hacer, marisco al disco? Dónde viste un disco en una isla desierta?
Me parece una decisión tomada con ligereza, sobre todo cuando hay otras opciones entre tus amigos, ya que algunos de los cuales cuentan con una base teórica importante, casi académica. Como ejemplo, va una muestra de mi biblioteca sobre el tema.


A ver: Tony sabe cómo preparar lombrices, elegir los insectos más adecuados para el consumo humano o verificar la existencia de plantas comestibles?

Sabe primeros auxilios, tratamiento de picadura de escorpiones o el lenguaje internacional de señales? Sabe como relacionarse con nativos hostiles? Eh?

Va a terminar cavando berberechos, para que parezcan chicatielis!

Y bueh! Vos sabrás. Cualquier cosa, si tenés batería y necesitás algo en la isla, mandame un whatsapp.



Poco tiempo después comimos algo y nos preparamos para irnos. Jorgito y yo, con el enorme beneplácito del Tano Bongue nos fuimos en bondi desde Sierra hasta MDQ. Creo que el último colectivo que habíamos tomado juntos era un 174!

Obviamente, nos sacamos nuestra foto de despedida.


Cada uno se fue yendo a lo suyo, y a la noche chequeamos todos nuestros regresos.

Como siempre, ya en ese momento nos estábamos extrañando.