El Domingo pasado, durante el Rabas Party en Sierra de los Padres, Osvaldo se apareció con el Bleff, que no es ni más ni menos que nuestro clásico Juego del Diccionario.
Lo bueno de este juego es que además de proporcionar una amena diversión, permite enriquecer nuestro lenguaje con nuevas expresiones.
Comenzamos a jugar entusiasmados, después de tanto tiempo. Muy pronto, macollaban las ideas, que revoloteaban en nuestras mentes como alfazaques. Eran tantas y tan incontenibles que casi las gormábamos, y no hubiera alcanzado el salabardo más grande para cazarlas a todas. Cualquier lugar destinado a contenerlas hubiera resultado un edículo.
En el furor del juego, las doncellucas de nuestro grupo, por lo general dulces y gentiles, llegaban a convertirse en verdaderas maripardas. Por momentos, el ambiente se iba socarrando y se generaban momentos que mas bien parecían endulzados con cogucho. Ni un arúspice inspirado por el mismísimo Tinia hubiera podido decir en qué terminaría todo aquello.
Por suerte, todo terminó bien y una vez más comprobamos que nos hemos convertidos en expertos en divertirnos.
Espero que les haya gustado mi opúsculo.
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